Sin duda, la mejor forma de decidir si un programa realmente sirve para lo que necesitas, o si un juego cumple con todas las expectativas que tenías en él, es instalándolo en tu sistema.
El problema viene a la hora de desinstalar todas estas demos, versiones de prueba y demás, que de alguna u otra forma a veces dejan rastros en el PC: ficheros en ejecución que no pueden borrarse, carpetas vacías, accesos directos que ya no funcionan, entradas no válidas en el Registro de Windows, etc.
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